
1.Importantísimo primer gol. Como era de esperar, el Sevilla entró al partido deseando marcar antes que el Barça. Lopetegi metió a Isco por delante de Gudelj, Jordán y Rakitic y el recién fichado fue quien originó más problemas a la zaga blaugrana. En el primer cuarto se jugó el partido el conjunto local. En ese tiempo los azulgranas tuvieron que defender (regaló en algún inicio de juego incluido) y el guante derecho de Ter Stegen salvó el 1-0 enviado por Rakitic. No podían Busquets, Pedri ni Gavi cambiar la dinámica del encuentro pero algo jugó a favor del Barça: En-Nesyri estuvo impreciso y el buen lateral zurdo Acuña, también. Había que ‘coger’ el balón para notificarle a Bono que Lewandowski, Raphinha y Dembélé estaban sobre el césped y tras un robo de Gavi llegó la carrera del Mosquito, contragolpe en el 20’, la espectacular picada del delantero polaco -por encima del meta marroquí- y el gol de Raphinha. El 0-1 tendría un peso psicológico brutal para el devenir del duelo. Los anfitriones vieron un castigo tremendo para sus méritos en ese primer cuarto.
2. Otro recital ed Lewandowski.
Observando la debilidad defensiva local, estaba claro que el camino interno lo podría conquistar el gran fichaje del Barça. Movimientos indetectables, elasticidad suprema, y controles prodigiosos y todo siempre con intención de acelerar el juego que venía desde el medio campo. Una noche durísima para Nianzu y Fernando que podía defender en estático pero no la velocidad del delantero polaco. Es mediocentro y ponerlo allí atrás benefició a los peloteros de Xavi. Con el 0-1 cambió el encuentro y la producción ofensiva del Barça. Subían Koundé y Balde, organizaban los medios y la verticalidad blaugrana era dolor mental para Montiel, Jordán y resto de jugadores locales. Movía bien la pelota el conjunto de Xavi cuando Jules Koundé contactó visualmente con Lewandowski. Resultado, pase a la espalda de los centrales de Bono, control con el pecho y, sin dejarla caer, ¡barraca! Un 0-2 en el 35’ era mucho para un Sevilla tan tocado anímicamente. El propio Koundé perdonó el 0-3 y, un minuto después, en el 45’, Dembélé falló al no regalarle el gol a Lewandowski. Quedaba el segundo acto.
3.”Chicos, hay que meter el tercero”.
Estaba claro que el Sevilla iba a realizar cambios, Delaney y José Ángel, e intentar meter su gol nada más reiniciar el partido pero los azulgranas sólo tenían un objetivo en mente: volver a ganar este segundo tiempo o lo que es lo mismo, no relajarse; finiquitar con el tercero. Lo consiguieron en una estrategia en la que Koundé presentó -lo hizo tras dejada con la cabeza- el liberador 0-3 a Eric García casi en línea de meta. Intimidaba Araújo y entre el francés y el catalán, la hicieron. Cambios y más cambios pero las mejores acciones las conseguía el Barça. Mereció un hat trick Robert Lewandowski y un gol De Jong. Al final, conservación de balón y a pensar en La Champions. La calidad en áreas resultó determinante para aprovechamiento y alegría del F.C. Barcelona.
Tomado de:https://www.mundodeportivo.com/opinion/20220904/1001862088/analisis-sevilla-barca-lobo-carrasco.html
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