El 1×1 del Barcelona ante el Girona

Más allá de un par de salidas imprecisas, el portero del Barça estuvo providencial en los mejores momentos del Girona. Estuvo bien colocado para impedir que dos remates duros de Stuani acabaran en la red. Con los pies dio muchas soluciones cuando el rival presionaba.

Su estreno goleador con la camiseta blaugrana fue muy oportuno ya que encarriló un partido de mucha dificultad. Al principio le costó sujetar al rápido Valery, si bien fue coegiendo el pulso al duelo a medida que pasaban los minutos.

Partido sobrio del central barcelonista, que volvió a mostrar una versión más expeditiva y puso en liza su oficio. Su colaboración en la salida del balón dio aire al equipo en los momentos de agobio.

Estuvo muy pendiente de Stuani, si bien se le escapó un par de veces por su flanco generando las ocasiones más claras del Girona. Buscó la anticipación y estuvo intenso, aunque ello le costara una amarilla.

El lateral estaba avisado del peligro de Pedro Porro y reguló sus subidas en la primera mitad. Cuando el contrario se quedó con diez ya encontró el carril libre y regaló otra asistencia de gol para Messi.

Combinó buenas intervenciones defensivas con otras lagunas que pudieron costar caras. Recibió una fuerte presión que le incomodó mucho y estuvo tapado para repartir el juego con la fluidez habitual.

Tuvo que correr muchos metros para equlibrar al equipo en muchas fases del juego. Se movió para dar apoyos a sus compañeros con el balón y en defensa trabajó para evitar fisuras.

Estuvo perdido sobre el campo, coriendo con poco sentido y aportando poco en la circulación del balón. Vio la amarilla por una falta muy peligrosas y fue sustituido pronto, mostrando su malestar por el cambio.

Dejó destellos de su enorme talento en Montilivi. En el primer tiempo se dedicó básicamente a repartir juego, mientras que en la segunda parte sentenció el partido picando el balón con maestría.

No hay manera de que recupere la confianza. Se quedó dos veces solo ante Bono y en ninguna de las dos fue capaz de marcar. Sus buenos movimientos inciales para superar la presión no tuvieron continuidad.

Aunque en el remate no tuviera su mejor tarde, su pelea con los centrales gerundenes fueron de gran valor y forzó la segunda amarilla a Bernardo, que fue decisiva para la suerte del encuentro.

El Barça había empezado con mal pie la segunda mitad y el brasileño aportó serenidad y control.

Entró para dar descanso a Lenglet y no pasó problemas con el duelo sentenciado.

Dio aplomo al centro del campo en los últimos minutos. Busquetes, amonestado, fue el sustituido.

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