En la Champions, la velocidad marca las diferencias. A dos niveles: la velocidad con la que se mueve el balón y la velocidad de las carreras de los jugadores. El fútbol ya no es como se ejecuta sino a qué velocidad se desenvuelven las acciones. El PSG, el Mónaco, el City, el Atlético o el Bayern han dado, en estos octavos, una auténtica lección de fútbol veloz. Ha sido espectacular. Sus jugadores no trotan, corren para adelante como si les fuera la vida. Así pasó cuando el Bayern de Heynckes arrolló al Barça, así lo ha hecho el Madrid en las dos Champions que le ha ganado al Atlético, así sucedió con el Barça de Wembley ante el United o el que ganó en Berlín con unos Messi, Neymar y Suárez desbocados. El rival no puede ni pensar. Se puede controlar más o menos el partido, se puede jugar mejor o peor, pero la intensidad y la velocidad con la que se ejecutan las acciones de ataque, y el brío para recuperar el balón cuando no se tiene, hace años que es la clave para llevarse la Champions. Quizá, el último equipo que se llevó el título sin hacer una exhibición de velocidad fue el Inter de Mourinho. Muy a mi pesar, el Barça fundido de París anda lejos de este fútbol.
http://www.mundodeportivo.com/opinion/20170224/42259695826/barca-triunfar-europa.html
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